Oclusión venosa retiniana
Interrupción de la
circulación venosa
retiniana
Control de los
factores de riesgo
imprescindible
Tratamiento intravítreo
mejora visión
si edema macular
¿Qué es la oclusión venosa retiniana?
Una oclusión o trombosis venosa retiniana es el cierre de una vena de la circulación sanguínea de la retina. La retina es la capa del ojo responsable de recibir un estímulo lumínico (una imagen) y transformarla en un estímulo nervioso para que el cerebro pueda interpretarlo. La retina es un tejido muy sensible y una interrupción en su circulación venosa produce daños e inflamación de la zona retiniana afectada que deja de funcionar correctamente.
La oclusión o trombosis venosa retiniana es una causa importante de pérdida de visión, sobretodo en los pacientes que desarrollan un edema macular asociado.
Existen diferentes tipos de oclusión venosa en función de la localización donde se produce el cierre venoso (oclusión de la vena central de la retina, oclusión de rama venosa retiniana, oclusión hemicentral).
¿Qué es el edema macular secundario a una oclusión venosa retiniana?
El edema macular es la inflamación de la mácula secundaria a una trombosis venosa de la retina. La interrupción del riesgo sanguíneo produce una isquemia retiniana, un aumento de la permeabilidad vascular y el acúmulo de líquido a nivel de las capas intrarretinianas de la mácula. La mácula es la zona del ojo responsable de la visión central que permite distinguir detalles, leer, coser, ver la televisión o reconocer las caras. El paciente nota una dificultad visual en todas estas actividades cuando se inflama la mácula.
El edema macular es una complicación de la oclusión venosa retiniana. Su aparición empeora el pronóstico visual del paciente si no recibe tratamiento.
¿Por qué se produce una oclusión venosa retiniana?
Los principales factores de riesgo que predisponen a tener una oclusión venosa retiniana son la hipertensión arterial, diabetes, colesterol o tener una presión ocular elevada (glaucoma).
¿Qué síntomas tiene una persona con una oclusión venosa retiniana?
Una oclusión venosa retiniana suele producir una pérdida brusca e indolora de la visión. El grado de pérdida de visión es variable en función del tipo y localización de la oclusión y de si existe afectación de la mácula.
¿Cómo se diagnostica una oclusión venosa retiniana?
Ante la sospecha de una oclusión venosa retiniana debe realizarse una revisión oftalmológica completa que incluya un examen del fondo del ojo donde el retinólogo identificará los signos clínicos característicos de la enfermedad (dilataciones venosas, hemorragias retinianas, etc.).
La tomografía de coherencia óptica (OCT) es una prueba rápida, indolora y no invasiva que permite diagnosticar el edema macular secundario a una oclusión venosa retiniana. Además, la OCT permite cuantificar la actividad y progresión del edema macular, así como monitorizar la respuesta individual de cada paciente al tratamiento intravítreo.
La angiografía con fluoresceína es una prueba complementaria que permite estudiar la extensión de la trombosis y distinguir entre las oclusiones venosas isquémicas y no isquémicas. Su resultado ayuda a conocer el riesgo de complicaciones oculares tardías en estos pacientes.
¿Cómo se trata una oclusión venosa retiniana?
La identificación y tratamiento de los factores de riesgo vasculares (hipertensión arterial, diabetes, etc.) por un especialista son fundamentales para prevenir nuevos episodios de trombosis venosa retiniana en el mismo ojo o en el ojo contralateral.
La oclusión retiniana es una enfermedad crónica de la retina que debe ser controlada y tratada por un retinólogo de forma individualizada en cada paciente. La elección del tratamiento y estrategia terapéutica debe tener en cuenta las características de la oclusión venosa y la presencia del edema macular.
Si existe edema macular, el tratamiento de elección es el tratamiento intravítreo. La aplicación de inyecciones intravítreas permite obtener óptimos resultados visuales en estos pacientes. El tratamiento intravítreo debe iniciarse de forma precoz, con una correcta elección del fármaco y una pauta de tratamiento personalizada.
Las inyecciones intravítreas de un fármaco antiangiogénico o un implante de dexametasona (implante de corticoide biodegradable que se introduce en el interior del ojo) han demostrado ser eficaces y seguros para el tratamiento del edema macular secundario a la oclusión venosa retiniana. Estos fármacos reducen el acúmulo de líquido en el área macular y permiten que el paciente recupere gran parte de la visión pérdida. En función de la respuesta individual al tratamiento, pueden ser necesarias varias inyecciones antes de lograr estabilizar el edema macular y mantener su efecto beneficioso.
La fotocoagulación retiniana con láser se reservará en determinados casos de oclusión venosa retiniana para prevenir la aparición de complicaciones oculares.
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